Tras el Telón
Queda tanto que aprender de ese martirio,
que el suicidio de los lirios se parece sospechar.
Queda tanto por punguearle a esos delirios,
que trafican las condenas por husmear.
Y aunque se haga el distraído,
en el umbral de sus afanes
se atormenta en soledad,
sobreviven intersticios,
la pesquisa de su voz no lo deja reaccionar,
ni aun pensar.
Esos abrigos que le enseñaron el frió,
donde nunca supieron subsistir ni gritar,
entró a un bar tenebroso que se larga a llorar.
Ya sentado en el bar,
merodea suspicacia, ni la audacia,
ni su gracia se parece apiadar.
Queda tanto por robarle a los ados,
que secuestran la presencia de un porvenir agrietado.
Esos abrigos que le enseñaron el frió,
donde nunca supieron subsistir ni gritar,
entra a un bar tenebroso que ya empieza a cerrar.
Esas noticias que sabían a un abrazo,
desde donde nunca supieron agarrarse y saltar,
una lagrima ha llegado en otro sobre y acaricia la espalda
y susurra ese nombre
y dice: "Ahhhhhhh"
"Ahhhhhhhhhhhhh"