Con mi corazón a ultranza,
por cristiano bautismo,
es que abarco a la patria
con un yo soy mismo.
Me llegó desde ultratumba,
más allá de la muerte,
la pasión desangrada, mentora y simiente.
Poco importa el destino de aquella generación
que no hinche la labor de sus antepasados.
Desde que hay memoria, ya hay tradición,
y desde que esta existe,
ya hay patriotismo, y de esto nacionalidad.
El pretérito obliga.
Escarmienta ilumina y envalentona.
Menospreciarlo no constituye profanación,
sino intento de suicidio.