Tiny Voices
El cielo de color marrón y naranja contiene la respiración
mientras el sol se retira hacia el horizonte distante.
Y nuestros corazones palpitan con ansiedad cómo pronto
estaremos boca arriba, esperando que nos llegue el sueño.
Y, cuando estamos dormidos, desde algún lugar
de nuestra negra subconsciencia nos llega
una creciente masa de voces inquietantes que resuenan:
los gritos de las víctimas olvidadas, el llanto de los inocentes,
y su petición desesperada de reconocimiento y recompensa.
Suaves voces, ecos de nuestra herencia,
nuestras largas y pálidas caras se hacen las distraídas.
Suaves voces que albergamos en nuestro interior
mientras que por fuera negamos tener algo que decir,
y si no nos enfrentamos a ellas nunca van a desaparecer.
Los billones de pequeños rescoldos en el ojo de la aguja
se desvanecen por la mañana,
llenándose de un asombroso mal humor punzante.
Al despertar tenemos una superficial paz que confirma
la turbulencia que llevamos muy adentro.
Y, cuando estamos dormidos, desde algún lugar
de nuestra negra subconsciencia nos llega
una creciente masa de voces inquietantes que resuenan:
los gritos de las víctimas olvidadas y el llanto de los inocentes,
y su petición desesperada de reconocimiento y recompensa.
Suaves voces, ecos de nuestra herencia,
nuestras largas y pálidas caras se hacen las distraídas.
Suaves voces que albergamos en nuestro interior
mientras que por fuera negamos tener algo que decir,
y si no nos enfrentamos a ellas nunca van a desaparecer.
¡Desaparezcan, desaparezcan!