Yo no sé de dónde vengo,
ni sé para dónde voy.
Sólo sé que soy porteño
y estoy bien adonde estoy.
Soy varón de rompe y raja,
pero qué le voy a hacer,
si por culpa del destino
tengo nombre de mujer.
Insulto que se hace gresca
en trastienda de almacén.
Penumbra de hace veinte años,
de farol a kerosén.
Me hicieron para cantarme
o pa’ bailarme, según,
si no para tararearme:
¡Caran can cán!
¡Caran can fún!
¡Caran can cán!
¡Caran can fún!