¡Qué careta,
te mandás pa’ hacerte el vivo!
Y pasar por tipo rana
vociferando macanas.
¡Qué careta!
Te la pones sin motivo,
pues la que te dio tu mama
es suficiente pa’ que estés bien.
Yo no sé qué es lo que pretendés.
Te comprás una cara de gil,
te fajás un piyama al revés,
caminás de Belgrano a Liniers.
Y al final, cuando vas a dormir,
palpitas que te sobran los pies
y crees que te has divertido,
engrupido, ¡qué querés!
¡Qué careta!
Pa’ tenerla en un desfile,
al alcance de un sopapo
y ver que abajo hay un guapo.
¡Boca abierta!
Sos uno de tantos giles,
que pasan los carnavales
haciendo el oso sin divertir.