No digas una palabra, evitate explicaciones,
Cuando la acción habla claro, la palabra está demás.
Para amparar tu desplantes y mis rantes convicciones
El bulín resulta chico, yo me quedo y vos te vas.
Me costará acostumbrarme a no tenerte conmigo,
Sufriré de verme solo, amargado y sin sostén.
Vos que en mis noches de invierno, fuiste mi poncho de abrigo,
Me congelará tu ausencia. pero está bien, ¡está bien!
Es preciso que te vayas
Y que jamás en tu vida,
En el piso de este cuarto
Volvás tus pies a poner.
Es preciso que te vayas
Que después, arrepentida,
Mi bondad y tu desprecio
Te han de dar mucho que hacer.
Haré de cuenta que nunca has pasao por mi existencia,
Procuraré no acordarme que te quise mucho y bien.
Para hacer un desatino me sobra la inteligencia
Y me está sobrando cancha pa’ perdonarte, también.
Que, desde hoy en adelante podés vivir convencida
Que no será mi cariño el que te lleve control.
Soy muy hombre pa’ amargarte y relojearte la vida,
Para tus días nublados yo soy demasiado sol.
Es preciso que te vayas
Y que jamás en tu vida,
En el piso de este cuarto
Volvás tus pies a poner.
Es preciso que te vayas
Que después, arrepentida,
Mi bondad y tu desprecio
Te han de dar mucho que hacer.
Porque lo que hacés conmigo es tan ruin y es tan rastrero,
Que es una infamia sin vueltas, premeditada y cabal.
Porque yo, como quise, te querré y como te quiero,
No merezco tu desprecio, ni que me hagas tanto mal.
Yo te quise como un hombre, yo te quise buenamente,
Sin alardes de malevo, ni desplantes de matón.
Ya verás como tu infamia la resisto heroicamente,
Sin pedirte de que vuelva ni negarte mi perdón.