Por todos los caminos de la noche te acercas
a lamerme los sueños, a sembrarme el insomnio
mantenerme abiertos los párpados pesados
y al aclarar el mundo me pregunto hasta dónde
debe haberte dejado que entrarás de repente
por esa puerta abierta.
De todo cuanto vuela sólo tuyo es el aire
de todo cuanto nada sólo tuya es el agua
de todo cuanto corre sólo tuyo es el polvo
y se invierte la duda preguntándole al viento
si tiene algún sentido que ahora quiera cerrarte
aquella puerta abierta.
Pero entonces que hacemos que nos devolvemos
la mitad de la vida que tomamos veloz
y no dejas que entorne mi puerta y que me duerma
con el alma quemada por tu pacto de fuego.
Por todos los caminos de la noche te acercas
hecha de piedra y polvo, de pálidos pavores
de demora incontable, de sosegada angustia
y sin embargo nada sucede y en mi pecho
siento un fulgor erizado porque parece que andas
pero no llegas nunca
pero no llegas nunca.