Era tan breve el peso de su nombre, Valparaíso,
dicho en voz baja y abril
y tan último el polen del otoño, Valparaíso,
el secreto ardor, transido de sal, la esperma frutal
de nuestras hondas colmenas en agraz,
Valparaíso.
Fue tan verdad el tiempo de sus manos , Valparaíso,
y tan susurro su voz,
tan precario el abrigo de su vientre , Valparaíso,
tan corta su sed, tan severo su pan, tan incierto su olor,
tan impotentes sus anclas al zarpar,
Valparaíso.
Puerto de bruma mírame aquí,
cargo en la boca su cicatriz,
cargo en el pecho su desacierto,
cargo en las manos su espacio abierto.
Puerto memoria guárdamela de fuego
y niebla cerca del mar
guarda su mágico delirio trágico,
guarda su infancia y su distancia
Valparaíso celestino.
Ella habitó los mapas de mi pecho, Valparaíso,
cruel de estatura y de sol,
ella ungió su misterio a mi memoria, Valparaíso,
y yo dudo acá privado de sed, náufrago de anclar
mientras su enigma se agota sobre el mar,
Valparaíso.
Puerto sin sueño mírame aquí,
cargo en la oreja su despedir,
cargo en la sed su lagar desierto,
cargo en mi muelle su asombro muerto.
Puerto invisible guarda tú, de espuma
y yodo bajo tu luz,
guarda su infancia desvelo mágico
y su distancia delirio trágico,
Valparaíso celestino
Pero no sé si incluso tú eres cierto, Valparaíso,
o fui yo quien te soñó