A veces es ponerse un disfraz,
cómo resignarse a no creer
con la mente atada
a que nada va a cambiar.
A veces es no ver ni escuchar,
como para no enloquecer,
En la oscuridad misma
del cuarto en soledad.
Veo en frente un abismo,
un pozo en el tiempo, una copa extraña,
y sé que ahora voy a beberla,
entrar en su efecto que siempre me engaña.
Pero el sol es sólo una llama,
la tierra es una pantalla,
y nosotros sólo figuras
que pasan y que se esfuman.
A veces un impulso inicial
provoca la inercia y va a romper
con la movilidad misma,
cualquier acto de fe.
Puedo ser mejor, más eficaz,
decidido como lo fui ayer,
para ir a buscarte
y dar una vuelta más.
Descreer de un final bien preciso
con fecha y hora, lugar y circunstancia,
darse el lujo de los inmortales,
que al paso del tiempo no dan importancia.
Pero el sol es sólo una llama,
la tierra es una pantalla,
y nosotros sólo figuras que pasan y que se esfuman.
Y nosotros sólo figuras que pasan y que se esfuman.
Y nosotros sólo figuras que pasan y que se esfuman.