Ella despidió a su amor.
El partió en un barco en el muelle de San Blas.
El juró que volvería,
Y empapada en llanto ella juró que esperaría...
Miles de lunas pasaron,
Y siempre ella estaba en el muelle,
Esperando...
Muchas tardes se anidaron,
Se anidaron en su pelo
Y en sus labios.
Llevaba el mismo vestido
y por si él volviera no se fuera a equivocar.
Los cangrejos le mordían
Su ropaje, su tristeza y su ilusión...
Y el tiempo se escurrió,
Y sus ojos se le llenaron de amaneceres.
Y del mar se enamoró,
Y su cuerpo se enraizó
En el muelle.
Sola,
Sola en el olvido.
Sola,
Sola con su espíritu.
Sola,
Sola con su amor el mar.
Sola...
En el muelle de San Blas.
Su cabello se blanqueó
Pero ningún barco a su amor le devolvía.
Y en el pueblo le decían,
Le decían la loca del muelle de San Blas.
Y una tarde de abril
La intentaron transladar al manicomio;
Nadie la pudo arrancar,
Y del mar nunca jamás la separaron.
Sola,
Sola en el olvido.
Sola,
Sola con su espíritu.
Sola,
Sola con su amor el mar.
Sola...
En el muelle de San Blas.
Sola en el olvido.
Sola con su espíritu.
Sola con su amor el mar.
Sola,
Sola en el olvido.
Sola,
Sola con su espíritu.
Sola,
Sola con su amor el mar.
Sola...
En el muelle de San Blas.
Se quedó...
Se quedó...
Sola, sola.
Se quedó...
Se quedó...
Con el sol y con el mar.
Se quedó ahí,
Se quedó hasta el fin.
Se quedó ahí,
Se quedó en el muelle de San Blas.
Sola, sola, sola.