Solamente una vez , amé la vida
solamente una vez y nada más.
Una vez nada más en mi pecho
brilló la esperanza,
la esperanza que alumbra el camino
de mí soledad.
Una vez nada más se entrega el alma
con la dulce y total renunciación.
Y, cuando ese milagro realiza
el prodigio de amarse,
hay campanas de fiesta
que cantan en el corazón.