Qué tal!, supongo que este tiempo ya no es el mismo.
Muy bien!, parece que el narciso se curó.
Como un incienso se está yendo de a poco mi vida
y mis abrigos ya no quieren sacudirme más.
En los jardines primitivos de algún salmo extraño
un pobre se comió su lodo en un funeral
parece que están desiertos...
los signos de algún ser humano que pudo ser más.
Anocheciendo espero,
la tempestad del viento.
Aquí ya no hay serenos
solo tus ojos...
me marcarán el rumbo,
de nuevo en el camino,
en busca de algún sueño
andante y peregrino.
Ok!, ya entiendo quienes son los que manejan todo
como entierran el estiércol dentro de tu hogar
tirado al costado de la vida no hay regreso
y ahora se comen tus días...
Acariciando el miedo,
hoy puedo entrar en vos.
Como un cuchillo incierto
hieres tu pecho...
enfermo y animal,
buscando tu destino,
en medio del vacío
amante y peregrino.
Perdido entre gemidos,
brilla tu vos,
envuelto en el silencio
esperarás... que alguien te devuelva
la fe de tus milagros,
un poco de inocencia
el aire de un secreto,
alguno otro instante
la fe de tus milagros.