Con el permiso de todos, les cantaré a mi manera, para recordar a un hombre de apodo el guilo Rivera, a quien le dieron la muerte de una forma traicionera.
Fuen en el mero tierra blanca, donde cayera batido, le marcaron la parada, y como eran sus amigos, no les tuvo desconfianza, según dicen los testigos.
1970 el 6 de enero al corriente, en Culiacan Sinaloa, se murió otro hombre valiente, fue José María Rivera, que aún lo extraña su gente.
Cargaba un M-14 al respaldo de su asiento, pero no alcanzó a tentarla, todo pasó muy violento, no presintió la traición, sino, no cuentan el cuento.
Después la balacera, el guilo quedaba muerto y también muy mal herido, su fiel amigo Roberto, por no pagarle una deuda, dicen pesada por cierto.
En las prisiones que estuvo, siempre fue reconocido, entre todos los valientes el guilo fue distinguido, fue hombre de pocas palabras, de un valor indiscutido.
Adios rancho el palmarito, nunca te volveré a ver, adios a su hijo Alejandro y también a su mujer, la bendición de su madre, esa lo ha de proteger.