Recuerdos
Aquella noche lo vi en una esquina.
Habían pasado veinte años desde nuestro último encuentro.
Dos décadas atrás.
En sus treinta, poseía una gran cabellera,
Aunque algunas entradas anunciaban
Una calvicie temprana.
Era apuesto, en verdad lo era.
Lo pretendía cada muchacha del pueblo.
Sin duda había cambiado.
Pero, aún con los evidentes estragos del tiempo,
Lo reconocí en el instante
En que mi mirada chocó con él.
Sus enormes ojos color miel, tan penetrantes
Como siempre, parecían desnudarte
El alma con solo mirarte..
Y, a la vez, eran
La puerta hacia la suya.
Era imposible confundirlo con cualquier otro ser humano.
Renació en mí algo que creía muerto
Hacía ya mucho tiempo.
Me di cuenta de que hay cuerdas
Que nunca se cortan.
Solo tienen la longitud
para que nos movamos
libremente.
Como una súplica de quien desea cumplir
Algo que le quedó pendiente, mi inconsciente
Logró detenerme..
No estoy muy segura de cuánto tiempo pasó realmente
Hasta que decidí acercarme,
Pero lo sentí como una eternidad.
Cuando al fin el miedo
Se volvió decisión,
Era demasiado tarde.
Había vuelto a la calle
de los recuerdos.
Y, a la vez, eran
La puerta hacia la suya.
Era imposible confundirlo con cualquier otro ser humano.
Volver a verlos...