Un nuevo hombre
De pequeño te recuerdo tras las rejas,
prisionero en la ermita de mi aldea.
Mis mayores me contaban a su modo,
que tu vida habías dado por nosostros.
Desde entonces he andado en tus caminos,
anhelando que en mi alma hagas tu trono,
esperando estar entre los escojidos,
cuando toques entregadas cuentas de todos.
Señor, Señor Jesúcristo,
a ti te amo y reconozco aquí tu gloria.
Eres el hijo de Dios y eres Dios mismo,
padre de amor, Dios de bondad, Dios que perdona.
Señor, Señor Jesúcristo,
eres mi fuerza, mi verdad y mi horizonte.
No me avergüenzo ni debo de decirlo,
y te suplico hagas de mí un nuevo hombre.
Te he seguido por la sembra más angosta,
y he gozado solo con creer en ti.
Tu palabra me ilumina y me conforta,
porque tengo en tu promesa un final feliz.
Señor, Señor Jesúcristo,
a ti te amo y reconozco aquí tu gloria.
Eres el hijo de Dios y eres Dios mismo,
padre de amor, Dios de bondad, Dios que perdona.
Señor, Señor Jesúcristo,
eres mi fuerza, mi verdad y mi horizonte.
No me avergüenzo ni debo de decirlo,
y te suplico hagas de mí un nuevo hombre,
un nuevo hombre.