Nada que ver con la común historia
nadie me quiere, todas esas cosas.
Ella fregaba suelos
nunca se compró ropas
por darle un buen colegio
multiplicó las sobras.
Cuál sería el instante,
quién le enseñó estas cosas,
cuándo probó la muerte
y amaneció entre sombras.
Qué te puedo dar
que no me sufras,
qué te puedo dar
que no te hunda,
que no vea en tus ojos
reflejos de cristal
que me mata tu angustia
que me puede tu mal.
Qué te puedo dar.
Quiso ayudarle sin saber ni como
y aunque no pudo fue vendiendo todo.
Pero todo era poco
para un saco sin fondo,
un golpe a una farmacia,
algún pequeño robo.
Ya de vuelta en la casa
del hospital sabía,
que más pronto que tarde,
la herida se abriría.
Qué te puedo dar
que no me sufras, ...
Con la prudencia que dá la locura
buscó los datos,
aclaró sus dudas.
Con un último esfuerzo
le compró la más pura,
y al mirarle a los ojos
se le borró entre bruma.
Él creyó que soñaba
en el fugaz instante
en que acabó su tiempo
abrazado a la madre.
Qué te puedo dar
que no me sufra, ...