Ayer el sol no salió.
Perdí todo cuanto no pude tener.
Quiero poder descansar
de toda la pena y el llanto
que al despertar
ahoga y cierra mi mente.
Pido perdón por mi odio,
por las lágrimas de mi obsesión.
Tanto sufrir para nada.
Ya sólo puedo partir.
Llega el momento final.
Un último aliento queda respirar.
Una lágrima más
empieza a caer de mis ojos.
Al fondo una luz seca mis penas y llantos.
Pido perdón...
En busca de razones, la llama dejó de alumbrar.
¿Dónde van los sueños rotos, imposibles de alcanzar?
Quizá conmigo al cielo, donde no tienen lugar,
y se pierden en la inmensidad.