Irradian cierta tristeza tus murmullos,
por eso mi poema es el poema tuyo.
Son mis palabras tercas, latido jondo
las gotas de agua de lluvia
de algún diluvio, de algún otoño
en que me arranco la piel
cuando se pone a llover,
cuando me dejo arrastrar por el mar
que me lleva al amanecer#
Cuando me vuelvo a acostar
y se me traga el colchón,
cuando me muerdo la lengua, los huevos y el alma
por no decirte que yo
Me pongo como un loco,
me pongo como una moto
si me rozas el alma.
Me estiro, me encojo,
me levanto mil kilos
si me rozas el alma.
El mar sigue bañando un haz que escondo
de luz de lunas de cruz en ruinas de asombros,
de un horizonte que atisba al lavar las heridas,
una sonrisa apocada
en cada invierno, en cada esquina
en que me arranco la piel
cuando se pone a llover,
cuando me dejo arrastrar por el mar
que me lleva al amanecer,
Cuando me vuelvo a acostar
y se me traga el colchón,
cuando me muerdo la lengua, los huevos y el alma
por no decirte que yo
Me pongo como un loco,
me pongo como una moto si me rozas el alma.
Me estiro, me encojo, me levanto mil kilos si me rozas el alma.
Y siento en mis adentros que no queda tiempo,
mi amor será tan libre como tu silencio;
la rabia siempre firma con los sentimientos.