Que me comparen
Que me comparen,
pero que no me confundan.
Si la música no sabe a tres,
a clave, bongó ni a ron,
a la caña y al café,
que no se le llame ”son”.
Si no representa al campo,
al arroyuelo, a las palmeras,
nadie diga que su canto
es símbolo ni bandera.
Si no respeta la Guantanamera,
ni al Manisero con su pregón,
dígame de qué manera
va a tener vigencia el son.
Pido a la nueva generación
–músicos que hay ahora–
analicen sin demora,
para evitar confusión.
Cuando lleguen a un salón
o al escenario se suban,
por su sabor y sazón
se note que es son de Cuba.