Tu amor es como un desierto,
jugaste con mis sentimientos.
Tú eres la mujer aquella,
que se cree más bella,
que se cree más bella.
Tú eres la mujer aquella,
que se cree más bella,
que se cree más bella.
Tu amor es como un desierto,
jugaste con mis sentimientos.
Tú eres la mujer aquella,
que se cree más bella,
más bella.
Tú eres la mujer aquella,
que se cree más bella.
Mirando por encima del hombro,
a todo aquel que te rodea,
porque para ti todos son segundos,
y tú eres la primera.
La primera en equivocarte,
eso es lo que eres,
una confundida como tantas mujeres.
Pidiendo siempre más,
pero esto no da más.
¿A cuántos más quieres,
confundir con tu sonrisa?.
Tu amor es como un veneno,
que sin prisa se desliza,
en el corazón del hombre que ahora pisas,
y que haces trizas,
y que luego soplarás como cenizas,
tuyo siempre, de la mujer aquella.
Tuyo, de prisa, de la mujer más bella.
Tu amor es como un desierto
donde me perdí una vez.
Ya ves vaya fracaso,
primero mucho amor,
pero luego halaste el lazo.
Halaste el lazo de la despedida,
dejándome bien claro,
que yo estaba fuera de tu vida.
Fuera de tu vida, si,
fuera de tu vida.
Fuera de tu vida,
porque no podía,
darte día a día,
lo que tu pedías,
te di mi corazón,
pero tú no lo querías,
tu no lo querías.
Yo, te di mi corazón pero tú no lo querías,
dinero y posición era lo que tú exigías.
Por eso ya no cabe
otra cosa entre los dos,
tú te fuiste con mi vida,
y yo con un adiós.
Te di toda mi vida y mi corazón.
Yo me fui con el adiós de la mujer aquella.
Pero hoy gracias a Dios,
ya me olvidé de ella,
de ella, la más bella.
Tu amor es como un desierto,
jugaste con mis sentimientos.
Tú eres la mujer aquella,
que se cree más bella.
Tú eres la mujer aquella,
que se cree más bella.
Tu amor es como un desierto.
Yo recuerdo tu voz,
jurando ante Dios,
juntos, hasta que la muerte nos separe.
Cambio de anillos,
beso en la frente,
firman testigos,
y aplauden la gente,
mira que diferente es todo ahora.
Pero me abandonaste,
fuiste muy calculadora,
pero mi amor tú lo cambiaste,
por el color del verde dólar,
si, yo, del verde dólar.
Ahora para saludarte,
hay que quitarse el sombrero.
Ya que eres la gran mujer,
del Señor Don Dinero,
andas con Don Dinero,
pero andas con Don Dolor.
Dolor en el pecho,
por lo que tú has hecho,
tu arrepentimiento no es un sentimiento,
que a mi me vaya a convencer.
Tu amor es como un desierto,
jugaste con mis sentimientos.
Tú eres la mujer aquella,
que se cree más bella,
que se cree más bella.
Tú eres la mujer aquella,
que se cree más bella,
que se cree más bella.
Tu amor es como un desierto,
jugaste con mis sentimientos.
Tú eres la mujer aquella,
que se cree más bella,
más bella.
Tú eres la mujer aquella,
que se cree más bella.