Al ver muertes en la esquina,
comencé a correr al mar,
se que temes por tu vida,
te empezaron a matar,
madre de las arboledas,
has tratado de abrazarme.
Cuando duermas en mi cama,
no quiero soñar oscuridad.
Se lo que nos mata el desamor,
escapa el estallido,
prueba la manzana que he guardado para vos,
ya se lo que nos mata.
Somos aves de la desventura,
aves de la desventura.
Tras el alma de mi barrio,
han clavado un ultimátum,
abanico de los días que se ríe,
y nos desangra, madre de las arboledas,
has tratado de tocarme,
marginal la vestimenta,
que remojas en la soledad.
Lo que nos mata...