Caminos en el cielo, misterios en el mar
Y las sombras del desvelo, que me vienen a asediar
Cipreses que se mecen, con el viento nocturnal
Y vibrando con el órgano, un preludio sin final
Entre mis sueños te veo, a mi lado otra vez
Y tu rostro tan sereno, con su blanca palidez
Estrellas que se apagan, palomas que se van
Pensamientos que divagan, y siempre aquel refrán
Que suena en mis oídos, con la fuerza de obsesión
Y llorando con el órgano, está mi corazón
Entre mis sueños te veo, a mi lado otra vez
Y tu rostro tan sereno, con su blanca palidez