Reencuentro
Silencio en el hogar, no puedo explicar,
delante mío está Jesús con el rostro tan feliz.
Los ángeles se postran en loor y adoración,
y Jesús se me aproxima, mis manos toma con amor.
Mi angustia terminó, dentro de mí todo es paz,
con su mano tiernamente Él enjuga mi llorar,
y mirándome a los ojos dice con gran emoción:
Nunca más he de llorar por mi hija que partió,
nunca más he de sufrir por salvar al pecador.
Mi angustia ya se fue, tengo gran felicidad,
pues ya tengo nuevamente a mi hija junto a mí,
aún recuerdo a mi hija que al Edén no regresó,
prefirió andar ella sola, mi amor no aceptó.
Yo te amo, oh mi hija, ¡cuánto tiempo te esperé!
cuando en el Edén lloraba por sufrir falta de ti,
mi vida sin mi hija nunca más se completó,
pero ahora finalmente al Edén ya regresó.
Nuestro Dios te está llamando, hoy te espera con amor,
si tan sólo tú le dejas, su Espíritu obrará,
Él enjugará tus penas y tu alma limpiará,
ven ahora, no esperes, Él tu vida cambiará.
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y Yo os
haré descansar.
Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí que soy manso y
humilde de corazón,
y hallaréis descanso para vuestras almas, porque mi yugo es fácil
y ligera mi carga.”