Tienes ya veinte años,
cuerpo de ola,
y tu padre no quiere que salgas sola.
Tienes sal en los ojos,
sed en tu vientre,
caracolas de sombra
y trigo caliente.
Te cortejan los hombres por los senderos
y tu padre no quiere que hables con ellos;
un noche de fuego y árboles negros
tu padre ya no pudo
tu padre ya no pudo
matar sus celos.
En la noche sin luna temblores de alba
dibujarán sus besos sobre tu cama.
Cascabeles de sangre, peces de plata
cantaron por tu cuerpo de seda y nácar.
Desde entonces ya crecen en tu voz amapolas
y tu padre no quiere que duermas sola.
Tienes ya veinte años, cuerpo de ola,
y tu padre no quiere que salgas sola.