Me contó un clavel del aire,
y ha dejado alelí,
que mantenés a un gladiolo
que te supo seducir.
Me enteré lo del gomero,
del cabo que era jazmín
y supe que un limonero
te perfumaba el jardín.
Yo me agarré una caléndula
margarita, al recordar
que eras mi dama de noche
mi alegría del hogar.
Yo te hacía el filomendro
en aquel zaguán oscuro,
si te habré regado los brotes
y enamoraba en el muro.
Si viera tu madre selva
como has regresado ahora
hecha una planta caduca,
parásita y trepadora.
Se te ha secado el helecho,
los geranios desteñidos
y al fin con tantos injertos
tenés el potus caído.
Le pregunto a Santa Rita
por qué tu nombre cambió
ya no sos mi Margarita
ya no sos mi Margarita
ahora te llaman Malvón.