Ayer los rivales se enfrentaron por fin,
los dos eran guapos pa’ cualquier ocasión,
y allí se trenzaron por la moza gentil
en un contrapunto de milonga y rencor...
Los dos se tenían mucha fe pa’ triunfar
y al ir taconeando por el largo salón
los dos se buscaban con mirada mortal...
Cuando digo: “¡Quiero!,
siempre gano la partida
y en amores y entreveros
yo barajo con la vida...
¡Oiga!, dijo el otro,
quiero habarlo a la salida.
Mano a mano pienso hacerle ver
que el juego es mi pasión,
si el premio es un querer...
¡El que no se juege el corazón,
por un cariño, no es varón!
Se armó la trifulca con barullo infernal,
la luz de la sala pronto alguno apagó,
después a los taitas consiguieron calmar
y allí, como nunca, la milonga reinó...
La flor codiciada, flor del bien y del mal,
siguió coquetona dando chance a los dos,
al ver que por ella se querían matar...