El pistolero ha llegado ya a la ciudad.
Se ha apodado “el Tuerto”, su profesión es matar.
El pueblo entero ha volado, nadie quiere salir,
en el salón el barmán dejó ya de servir.
Y yo sé que esta vez sin duda viene a por mí…
algo tendré que hacer, sí,
acabaré con él.
Su risa es tan falsa como el judas aquel,
su mirada la más fría que puedas conocer,
en su cintura más balas que todo un arsenal,
en su revólver más muescas que en la barra del bar,
es el más sucio y rápido en disparar.
Y yo sé que esta vez sin duda viene a por mí…
algo tendré que hacer, sí,
acabaré con él.
Él acaba de entrar por la puerta del salón,
con una señal me indica lo desgraciado que soy.
Ya sé que con el sherriff no se puede contar,
su lema es siempre la ley y para él no es legal.
Y yo sé que esta vez sin duda viene a por mí…
algo tendré que hacer, sí,
acabaré con él.
Sí, sí, acabaré con él.
Sí, sí, acabaré con él.
Acabaré con él.