Hace algunos años,
en un pueblo donde aprendí a mentir,
con su iglesia y sus rebaños,
su placita y sus viejas con mandil.
Yo iba desarmado,
sin saber lo que duele ser feliz,
tú ibas a mi lado,
hacía frío esa noche en el cine Abril.
Yo llevaba granos,
tu por primera vez los labios con carmín,
yo tan despistado,
y tú que nunca parabas de reír.
Recuerdo aquel verano,
al final nos dejó su cicatriz,
tú hablabas con los gatos,
y escribías poemas en el tejado, y...
Si se apagan las luces,
si se enfrían las manos...
Cuéntame al oído,
el argumento del amanecer,
que los protagonistas,
de la pantalla no nos pueden ver.
Ahora que estamos solos,
vamos a interpretar nuestro papel,
se se acerca el otoño,
y en Madrid las estrellas no se ven.
Tú volabas alto,
llevabas puesto el perfume de mujer,
yo estaba callado,
como un soldado el primer día de cuartel.
Tú querías el mundo,
para mí el mundo terminaba en tus pies,
quedarme mirando,
si escribías poemas en el tejado...
Si se apagan las luces,
si se enfrían las manos,
tú bésame.
Cuando se apaguen las luces,
ya no hay nada que temer...
Tú bésame...
Después de algunos años,
cuando volví a aquel pueblo descubrí,
dónde nace el desengaño,
y que habían cerrado el cine Abril.
Y pregunté en las calles,
dónde está aquella chica del carmín,
que hablaba con los gatos,
y escribía poemas en el tejado.
Se acabó esta historia,
sin encontrar un pasado que perdí,
si la hubiera visto,
no le habría sabido qué decir,
quizás cómo te encuentras,
cuánto tiempo, te acuerdas de mí,
te invito a tomar algo,
aún escribes poemas en el tejado...
Si se apagan las luces,
si se enfrían las manos,
tú bésame.
Cuando se apaguen las luces,
ya no hay nada que temer...
Tú bésame,
cuando se apaguen las luces,
ya no hay nada que temer...
Que temer...
(Thanks to Alberto for these lyrics)