Nos conocimos una noche sin luna,
los dos buscándonos entre la gente
perjudicados por la misma locura,
nadábamos contra corriente.
Aquella noche estaba en mi destino
que la fortuna se llevara mi suerte,
me susurraste, amo lo prohibido,
mi vida es un bolero pendiente.
No te creí,
tu carmín se convirtió en mi veneno,
tus piernas son el compás
que marca la línea del deseo.
Y es que no puedo vivir
sin la locura de esta dulce tortura
que es tenerte,
y es que me muero si pienso en
que algún día se acabe la agonía
de quererte.
Quiero seguir cumpliendo esta condena,
quiero que dure cien años y un día.
No puedo imaginarme sin cadenas,
atándome a la sombra de tu vida.
Quiero seguir viviendo de esta forma,
sentir que el vértigo me empapa el alma.
En este amor sin límite ni norma,
las leyes del bolero son tus armas.
No soy feliz
pero muerdo cuando no estás conmigo,
te odio y te deseo,
y cuando te extraño me maldigo.
Y es que no puedo vivir
sin la locura de esta dulce tortura
que es tenerte,
y es que me muero si pienso en
que algún día se acabe la agonía
de quererte.
No soy feliz
pero muerdo cuando no estás conmigo,
te odio y te deseo,
y cuando te extraño me maldigo.
Y es que no puedo vivir
sin la locura de esta dulce tortura
que es tenerte,
y es que me muero si pienso en
que algún día se acabe la agonía
de quererte,
de quererte.