Con un pucho prepotente
Acariciando sus labios,
El chambergo levantado,
Muy porteño el caminar;
La mirada sobradora,
Negra y revuelta melena,
Mozo guapo del suburbio
Con su pinta sin igual.
Campeón entre las pebetas
Por su verbo tan florido,
Terror entre los malevos
Por su puñal cimbreador;
Varón de los empedrados,
Conocido en los balcones
Derecho sin vuelta de hoja
Con alma de payador.
Cuando la noche rodea
Las callecitas del barrio
Cruza la estampa del guapo,
Como un rey del arrabal;
Pronto una sombra se acera,
Hay un temblor en los labios
Y un beso vibra en el alma
Del taita de aquel lugar.