Después…
de haber rodado tanto
vagando sin rumbo
por negros caminos,
al fin…
regresas a implorarme
fingiendo un cariño
que nunca has sentido.
Te amé…
quizá como a ninguna
jamás en la vida
había querido
y tú…
no más por un puñado de oro
cambiaste tu signo y el mío.
Es muy justo que tú sepas
el dolor que yo sufrí,
que tus ojos lloren tanto
como lo hice yo por ti,
que te sientas muerta en vida
como un día me sentí
y ni así podrán pagarme
lo que tú me hiciste a mí,
déjame.
Quizá como a ninguna
jamás en la vida
había querido
y tú…
no más por un puñado de oro
cambiaste tu signo y el mío.
Es muy justo que tú sepas
el dolor que yo sufrí,
que tus ojos lloren tanto
como lo hice yo por ti,
que te sientas muerta en vida
como un día me sentí
y ni así podrán pagarme
lo que tú me hiciste a mí,
déjame.
Quizá como a ninguna
jamás en la vida
había querido
y tú…
no más por un puñado de oro
cambiaste tu signo y el mío.