Sonríe
ante cada piedra de este río
que desemboca recuerdos
en la lejanía.
Sonríele antes
que tus lágrimas
lo alimenten de pasajes
que en vida fueron.
No quieras irte dejando
lágrimas que contagien el dolor.
Ese pesar al sonreír
es una piedra de recuerdos,
como interno calor en la inmensidad,
es recordar para renacer.
Si en este río nuestras miradas sufren
es porque cada piedra suya es un placer.