Esta lluvia que nos salva
esta brisa que nos llama
Viento Norte solitario y compañero
me transportas al origen de los tiempos
Soy un halo sin fragancia
desandando tus montañas
Niña fuego de la América sangrada
sos el verbo que acaricia mi palabra
Vuelves con la melodía
que parí en aquella vida
y en mi luna que no sabe de distancias
y en tu calle, un solsticio de mis ansias
Clava el tiempo sus espinas
y a dormir van mis heridas
en tu abrazo tan presente y tan lejano
y en tu huella sortilegio de un verano