[Letra de "Un mediodía triste"]
Un mediodía triste viendo el lomo gris del Metro
Aplanando la banqueta mientras derrite el asfalto
Un sol blanco y voraz
Pasan los “delfines” como almas en pena
Consortes de la muerte que se sube al mundo
Sin pagar boleto
El viento aúlla canciones flacas
Gente: ¡Hay una peste!… como esperando a Cristo
Cristo está sentado seguramente
En la tercera fila de un burlesque
Hay un bar pequeño
Con la esquina verde
Afuera dormita un organillero
Tiene espesas cejas, y babea alcohol
Lo cubre la sombra de un ángel bluesero
Poco movimiento
Es temprana hora
La ciudad no muestra su cara granosa
Supurante y roja; sus pelos al pecho
Oh, oh, oh, ¡ni su carne floja!
La tarde se sienta en el centro viejo
Se baja las medias corridas y sucias
Menea sus pestañas de mujer nocturna
Y deja caer la noche al abrir las piernas
Podrías morir de una enfermedad que usa placa y corriente eléctrica, o sumergido en una plácida niebla de opio
O montado en las cálidas carnes de una mujer fenicia
Podrías morir un día cualquiera
La hora poco importa, son tiempos obscuros
¡Escucha atento a las sirenas!
De una madriguera, surge la pandilla
Por usar espuelas todos son buscados
Como la marea, de un mar iracundo
Van cubriendo tramos de calles ajenas
Embarran los muros, de pintura roja
Hay una emoción que fricciona el aire
Aún no crecen flores en el pavimento
La ciudad se ha vuelto una novia amarga
Tengo tres preguntas…
Responda al primero: ¿Quién mató la noche?
¿Quién abrió la puerta, descifró este sueño
Y se ocultó en el alba?