Algunas historias no han sido patentadas
Vienen con el otoño, el viento las arrastra,
Algunas tienen la autoridad de permanecer calladas
Otras tienen que inundarse en las palabras
Dejarse tocar por la tinta para ser encuadernadas.
Algunas historias dan batalla sin capa ni espada
Son hijas del presente, son expresiones arrebatadas,
No están al alcance de mis oídos ni de mis lágrimas
Son historias tan dulces que me producen arcada
Son inquietudes liquidas derramadas sobre la almohada
Donde quiera que vaya nace o muere una temporada
Canta el gallo, muere otra etapa, se eleva un mañana
Los cuerpos se elevan, las miradas están instigadas
Las miradas están instigadas,
Las miradas están instigadas y castigadas.
Y calculo que quedará registrada alguna disculpa castigada
Alguna expresión, alguna intuición, alguna metáfora,
Alguna mancha sobre las frazadas
En las habitaciones, debajo de los escalones,
Detrás de la mesada, detrás de la alacena,
Debajo de ese montón de frascos de mermelada.
El destino colocó cartas que nunca fueron abiertas,
ni registradas ni devueltas ni firmadas, postdatas olvidadas.
Esas cartas son el inicio de todo lo que aquí diariamente pasa,
El correr del tiempo embarra las baldosas de la casa.
Nuestra confianza sucede en las habitaciones de cualquier casa.
En la tuya, en la mía y a veces
se ocultan detrás de las plantas.
No estoy aquí para resumir historias, sino para alargarlas.
Darle ánimo y sentido al aburrimiento, a alguna frustración.
Alguna fe hipotecada, piénsenlo muy bien
Es hora de que patenten sus historias.
Los derechos de autor tal vez los haga autores
de su propia gloria.
No importará si esas historias son la carnada o el pez.
Si son valorables, si son devastadoras
O están en degrades.
Pues bien, piénsenlo muy bien, preparen sus sentidos
Otras historias contaré
Preparen el tablero, el juego iniciaré.