¡Dejame! No quiero que me beses,
por tu culpa estoy sufriendo
la tortura de mis penas.
¡Dejame! No quiero que me toques,
me lastiman esas manos,
me lastiman y me queman.
No prolongues más mi desventura;
si eres hombre bueno, así lo harás.
Deja que prosiga mi camino,
se lo pido a tu conciencia,
¡no te puedo amar!
¡Besos brujos!
Besos brujos que son una condena
de desdichas y dolor.
Besos brujos...
Yo no quiero que mi boca maldecida
traiga más desesperanzas
a mi alma y a mi vida.
Besos brujos...
¡Ah, si pudiera arrancarme
de los labios esta maldición!
¡Dejame! No quiero que me toques,
yo no quiero que me beses,
lo que quiero es librarme;
nuevas esperanzas en tu vida
te traerán el dulce olvido,
pues tienes que olvidarme.
Deja que prosiga mi camino
que es la salvación para los dos.
¿Qué ha de ser tu vida al lado mío?
¡El infierno y el vació,
tu amor sin amor!