Perdóneme, doctor, si yo he venido,
A rogarle que me diga si es verdad...
Van tres noches, se lo juro, no he dormido,
Pensando en tan hermosa realidad.
He sabido que a pinocho lo han traído
Con una urgencia, moribundo, al hospital,
¡Y que un hada misteriosa que ha venido,
Con su magia lo acaba de curar!
¿Usted no me conoce?
Me llamo cucusita,
Y tengo una hermanita
Que no puede jugar,
Es de trencitas rubia
¡Si viera qué bonita!
¡Y hace seis meses largos
No puede caminar!
Por eso yo le ruego
A usted, doctor, tan bueno,
Que llame a esa hada pronto,
Con toda su bondad,
Que vaya por mi casa,
Que cure a mi hermanita,
Como curó a pinocho
¡Así podrá jugar!
El médico, asombrado, lo miraba
Y en sus ojos una lágrima asomó
Y mientras lo abrazaba murmuraba:
«Muy pronto sanará, si crees en dios.»
A su casa corrió con alegría...
Y en los brazos de la madre se durmió.
Y en sus sueños vino el hada que pedía
¡Y al instante la nena caminó!