Sentados al cordón de la vereda
bajo la sombra de algún árbol bonachón
vimos pasar coquetos carnavales
careta viva de un pueblo con dolor.
Primero fue Pitico y sus muchachos
mochido con su gran inspiración
el pobrerío rodea los tablados
el chirimío que toma la canción.
Tibio febrero de siestas musiqueras
simple remedio de la felicidad
los sensibleros, poetas orilleros
le dan la flor
al barrio que se va.
Pueblo divino morrudo savalero
brindo contigo prestame el corazón
quiero el secreto del hombre de tu río
del hombre chimenea, del canilla cantor.
Dale a mis ojos la luz de tu bohemia
charlas del Charlo, Roberto Guitarrón
y el firulete, el sapo de los verdes
el vino de la herida, de loro y su tambor.
Pueblo divino morrudo savalero
papel picado botija bajo el sol
sigue tu lucha de pan y de trabajo
que el tamboril se olvida y la miseria no.