Una vez frente al viejo Castillo
que es papá de los niños del seis
nos sentamos a oír cuentos de hadas,
espadazos y brujas también.
Nos contó que una vez una reina
su marido chambeaba de rey
en un cuarto muy triste lloraba
pues la luz le cortaron antier.
Como el rey era pobre ganaba
treinta míseros pesos al mes,
por supuesto que no le alcanzaba
para darse una vida de rey.
Y la reina lloraba y lloraba
con un perro pulguiento a sus pies
y de pronto se aparece un hada
que ha dejado a la reina de a seis.
Como el hada era un hada moderna
al perrito le echó DDT
le prestó un paliacate a la reina
y le dijo: -¿Por qué llora usted?
-¡Ay señora! yo lloro de pena
porque es pobre, muy pobre mi rey,
ni frijoles hay para la cena,
sólo queda guisado de antier.
Pero el hada era muy comelona
y se almuerza el guisado de buey
y le vino un dolor por tragona
salvadota que se ha dado el rey.
Ya la reina empeñó su corona
la varita del hada también
colorín colorado ¡qué cuento!
yo por eso no quiero ser rey.