Basta nada, un nombre, una caligrafía
y sientes el calor de una fotografía.
Se nota siempre dónde se arrancaron páginas
y el corazón revive todo en su memoria.
El periodo de las lluvias llega ya
así a la estación de mi melancolía
y baja sinuoso el río de una lágrima
mientras escucho tu mensaje de aquel día.
Nadie como tú
llegará después
porque tras de ti
yo sí que me enamoré
siempre más de ti.
¡Cuánto, yo lo sé!
Y aunque esté sin ti aquí
yo tu ausencia amo
tanto como a ti.
Yo mis ojos cierro y miro dentro en mí
y así mi mente como un tren sale de aquí
sabiendo que en el viaje tu figura encontrará
en un silencio que es más fuerte que un grito.
Lo que duele más que el fin de nuestro amor
son estas ruinas que ha dejado tras de sí
y mientras salto entre las sombras de las nubes hoy,
salgo a tirar los restos de mis poesías.
Nadie como tú
llegará después
porque tras de ti
yo sí que me enamoré
siempre más de ti.
¡Cuánto, yo lo sé!
Y aunque esté sin ti aquí
yo tu ausencia amo
tanto como a ti.
Y como siempre ahora es tarde para amar.
El amor es la pena que pagamos
por no querer estar tan solos.
Y es mejor amarnos y perder
que llegar a ganar y no amar jamás.
Nadie como tú
llegará después
porque tras de ti
yo sí que me enamoré
siempre más de ti.
¡Cuánto, yo lo sé!
Y aunque esté sin ti aquí
yo tu ausencia amo.
Nunca, nadie como tú.
Nadie como tú.