Le debo un poema al circo de mi infancia
Ayer he visto la carpa desplegada y de nuevo he sentido
Temor del trapecista
Siempre tuve temor del aire de su muerte
Pues entrando en el verano olor de establo artificial
Oigo la música azul de sus espejos
Y pienso que alguien puede cortar el hilo que va de la
Vida a la muerte
Y quedar entonces para siempre
El gesto solo
No ser ya ni pájaro, ni hombre
Ni acróbata
Ni circo