Has tirado la toalla una vez más y no te alcanza el aire para continuar.
Te han herido en el corazón, y todos parecen saber tu verdad.
Y te preguntas por qué les das igual.
Tienes derecho a soñar, creer que hay alguien más, derecho a equivocar tus pasos, si se apagaron las luces.
Y gritar alto, y gritar fuerte, que nadie más lo hará por ti.
Y gritar alto, y gritar fuerte, que nadie más te hará llorar.
La sombra del dolor aún sigue persiguiéndote.
Parece que no se acabó, parece que sigue aquí.
Pero levantas la mirada al sol, te llenas de calor.
Sientes que vas a despegar, que ya no hay nada que lamentar.
Tienes derecho a soñar, creer que hay alguien más, derecho a equivocar tus pasos, si se apagaron las luces.
Y gritar alto, y gritar fuerte, que nadie más lo hará por ti.
Y gritar alto, y gritar fuerte, que nadie más te hará llorar.
Y gritar alto, y gritar fuerte, que nadie más lo hará por ti.
Y gritar alto, y gritar fuerte, que nadie más te hará llorar.