Marta viste ojos verdes y un sol marcado en la cabeza.
Con su descapotado blanco recorre la ciudad.
Crecen flores por donde ella pisa, es la reina del local.
Le gustaba volar, le gustaba jugar, desconectarse de tí.
Hace tiempo que voló, sin despedirse de mí.
Pero Marta ya no dice nada, porque no hay nada más que pueda decir.
Se llevó mis pinturas de colores, me dejó plantada en éste mundo raro. (bis)
Marta, por Madrid, un duende con mirada triste;
un espejo para la soledad que siempre va detrás de ella.
Nunca cumplirá los 50 y no quieres descubrir,
que de todas formas, le costaba seguir.
Le gustaba volar, le gustaba jugar
Pero Marta ya no dice nada, porque no hay nada más que pueda decir.
Se llevó mis pinturas de colores, me dejó plantada en éste mundo raro. (bis)
Pero Marta ya no dice nada, porque no hay nada más que pueda decir.
Se llevó mis pinturas de colores, me dejó plantada en éste mundo raro.
Marta o Marta, Martaaa, Martaaa