Tienen la noche dentro de su corazón
la cara de unos niños, niños sucios,
como una radio cuentan lo que les pasó
en su lenguaje algo confuso.
Tienen familia, amigos, pero no la opción
a algun trabajo digno.
Van con la cruz a cuestas de su indefensión,
sin una lágrima ni un rezo, solos.
Todos esos que se perderán,
no tienen sueños, tampoco edad.
Toda su vida solo esperarán
un tren que nunca podrá llegar,
y mientras tanto el tiempo pasará
en este estúpido viajar,
mas todos esos que se perderan
son las estrellas que se van.
Tienen la muerte dentro de su corazón,
son unos vivos diferentes,
le tienen miedo a casi todo y como no,
están en casa casi siempre.
Se sienten lejos a un milímetro de tí,
son unos chicos viejos,
mas si los miras lo comprenden porque si,
que son hermanos nuestros, nuestro espejo.
Todos esos que se perderán,
no tienen paz, tiempo, ni ciudad,
como los niños en la oscuridad,
buscan a quien les protegerá.
Y mientras tanto el tiempo pasará
en este estúpido vaivén,
y a todos esos que se perderán
siempre en su mundo,
sin importarles dónde está.
Algunos no aprenderán
y al terminar su historia morirán
en este estúpido zumbido,
mas hacia el cielo del amor irán,
se sentarán contigo
a tu derecha, Padre Mío.