La luna brilla sobre las montañas,
como un sueño de azul y plata,
y en tu campo, bajo las montañas,
tú me miras con tu bella luz.
Hombre de años,
la tierra está en tu voz
y en los cantos de tu memoria.
La pala en tus manos
y el agua en los surcos,
cantas nuestra historia como era,
mi abuelito.
Mañana con el sol te llevaremos
de la iglesia a las colinas rocosas.
Descansarás junto a tu bella manta,
diamantes y hojas que tejiste siempre.
Con nuestro canto
llamaremos a las estrellitas
que llenan el cielo como un sueño.
¡Qué bien cantaremos
agradecidos al recuerdo
de tu voz en la tierra luminosa!
¡Mi abuelito —cantaremos de ti
en los cielos —cantaremos de ti
cantando —cantaremos de ti
entre la luna y las estrellas!