Cuando nadie te quiera, cuando todos te olviden,
volveras al camino donde yo me quede;
volveras como todas con el alma en pedazos
a buscar en mis brazos un poquito de fe.
Cuando ya de tu orgullo, no te quede ni gota
y la luz de tus ojos se comience a apagar;
hablaremos entonces del amor de nosotros
y sabras que mis besos, los que tanto desprecias
van a hacerte llorar.