Volaron los pavos reales rumbo a la sierra mojada,
mataron a Lucio Vázquez por una joven que amaba.
Como a las diez de la noche estaba Lucio cenando,
llegaron unos amigos, para invitarlo a un fandango.
Su madre se lo decía: que a ese fandango no fuera.
Los consejos de una madre no se llevan como quera.
Llegaron a la cantina, comenzaron a tomar,
pero Lucio no sabía que lo iban a traicionar.
Lo sacaron a la orilla por ver si sabía jugar,
le dieron tres puñaladas al pie de un verde rosal.
Los tres que lo apuñalaron se sentaron a fumar
y se estaban carcajeando de oír a Lucio quejar.
Los tres que lo apuñalaron se fueron hacia un potrero
caminando muy despacito, los tres limpiando su acero.
-¡Madre mía de Guadalupe de la Villa de Jerez,
dame licencia señora, de levantarme otra vez!
Su pobre madre lloraba debajo de unos jarales:
-Hijo, ¿como te levantas, si son heridas mortales?
Su hermano de compasión la pistola le brindo:
-Hermano, ¿pa’ que la quiero, si el tiempo ya se pasó.
Volaron los pavos reales del ciprés a los vergeles,
mataron a Lucio Vázquez por causa de las mujeres.