No vengo a pedirte amores,
ya no quiero tu cariño,
si una vez te amé en la vida
no lo vuelvas a decir,
me contaron tus amigos
que te encuentras muy solita
que maldices a tu suerte
porque piensas mucho en mí.
Es por eso que he venido
a reírme de tu pena,
yo que a Dios le había pedido
que te hundiera más que a mí.
Dios me ha dado ese capricho
y he venido a verte hundida,
para hacerte yo en la vida
como tú me hiciste a mí.