La realidad tiene miles de caminos,
pero un laberinto a veces no tiene fin.
No tiene fin.
No tiene fin.
No tiene fin.
Vas eternamente al mismo lugar que ayer,
eternamente el mismo camino seguís
para no distraerte.
Tomás el mismo vaso, el mismo café,
discutís la misma noticia que ayer,
la misma conclusión de una misma razón.
Te tienen encerrado y no podes seguir
con la vida, con la vida atornillada en un banco.
Se oyen aplausos y te espera el escenario,
es hora de salir.
La realidad tiene miles de caminos,
pero un laberinto a veces no tiene fin.
No tiene fin.
No tiene fin.
No tiene fin.
Canto la misma estrofa, el mismo timbre de voz,
la misma melodía se plagia sola,
es la misma canción.
Y voy eternamente al frente como lo siento
y casi siempre pierdo como acostumbro,
me caigo y me descubro erguido y de pié.
El alma encabritada y yo puedo decir
que mi canto, que mi canto es un lamento y un llanto.
Es una risa y un engaño
para sobrevivir.
La realidad tiene miles de caminos,
pero un laberinto a veces no tiene fin.
No tiene fin.
No tiene fin.
No tiene fin.
Caen una plaga tras otra sobre la Tierra,
al cielo lo oscurece la misma guerra,
no queda salvación.
Sentís. Llorás igual que yo las horas perdidas
y ves como la noche se convierte en día,
en otro día más sin entender donde vas
ni de donde venís.
Si no me voy a morir
sin saber, sin saber para que me han mandado.
El sufrimiento siempre llega hasta algún lado,
llegó a Jerusalén.
Lo tenés que decidir. Despertate,
poné tres cosas en el bolso y andate,
a recorrer el infinito sin hora de volver.
La libertad tiene un solo camino,
que con ritmo te va marcando
el latido intenso de tu corazón.
La libertad tiene un solo camino,
que con ritmo te va marcando
el latido intenso de tu corazón.
Un solo camino, un solo camino,
un solo camino, un solo camino,
un solo camino, un solo camino.