Ella sale apurada
con sandalias mojadas
corriendo el tren.
Ella sabe que mañana
es el último día
que tendrá con él.
No se permite llorar,
no se permite n quejar.
Quiere tener la suerte
de sentirse fuerte o aparentar.
Nunca en su vida le rezó a nadie,
pero al cielo miró.
Si hay un ángel que pueda oírme,
pido por favor: “Cuídenmelo, cuídenmelo”.
El sabía, al otro día,
que era hora y dolía decir adiós.
Ella no quiere soltarlo,
le da pánico dejarlo sin amor.
No se permite llorar,
no se permite n quejar.
Quiere tener la suerte
de sentirse fuerte o aparentar.
Nunca en su vida le rezó a nadie,
pero al cielo miró.
Si hay un ángel que pueda oírme,
pido por favor: “Cuídenmelo, cuídenmelo”.
Soltar, sol, soltar, rasguña el alma,
y Dios sabrá porqué será.
Qué ironía, qué ironía, qué ironía esta vida,
que nos junta para volvernos a separar.
Nunca en su vida le rezó a nadie,
pero al cielo miró.
Si hay un ángel que pueda oírme,
pido por favor: “Cuídenmelo, cuídenmelo”.